San Adrián
San Adrián (o Adriano) nació a finales del siglo III en Constantinopla.
Hijo del césar Probo, que fue emperador 6 años (de 277 a 282), Adrián fue oficial en el ejército romano, y como tal le correspondió tomar parte en las persecuciones decretadas por Maximiano y Galerio.
Al ver la entereza de los cristianos ante el martirio, se convirtió al cristianismo.
El emperador Licinio decretó una nueva persecución, en la que fue apresado Adrián y sometido a tormento para hacerle renegar de su fe. Le arrancaron las carnes a pedazos, pero no la fe, por la que murió finalmente decapitado.
Fue hacia el 306, en Nicomedia.