Santa Dionisia de Troas
Me encanta la valentía de esta joven cristiana que, a los 16 años, tenía la cabeza bien plantada sobre los hombres y la hoguera de la fe encendida en su corazón.
Los actos que presenció antes de que muriese el 15 de mayo del año 250, le llevaron a ser consciente de la suerte de tener una fe profunda en Dios.
Tuvo la desgracia de ver cómo un cristiano, un tal Nicómaco, apostató de Cristo por tener unos días más de vida aquí en la tierra. Cuando salió del tribunal libre y con su certificado de que había adorado a los dioses y renunciado a Cristo, sintió una pena inmensa.
Cuando la oyeron hablar así, se enteró todo el mundo de que también era creyente en Cristo. Y como solía suceder: la llevaron ante el procónsul Optimo.
Ya en su presencia, le dijo: "Que te conste que no te tengo miedo; tengo un amigo más poderoso que tú. El sabrá ayudarme en los instantes de tortura".
Optimo la mandó detener al momento; mientras tanto oía los gritos de la chusma aplaudiendo a los verdugos que le daban muerte a otros dos cristianos, a Pablo y a Andrés.
Dionisia se escapó para ir a socorrer a los dos creyentes. Y a gritos decía estas palabras:" Quiero sufrir como vosotros para ser feliz en el cielo".
El procónsul en lugar de admirar su valentía, le dijo a los verdugos que le cortaran la cabeza..
No hay quien detenga a un cristiano que viva su fe en coherencia con sus principios.