Sábado 13 de mayo de 2023
TEXTOS
Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,1-10
En aquellos días, Pablo fue a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de un griego y de una judía creyente. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso llevárselo y lo circuncidó, por consideración a los judíos de la región, pues todos sabían que su padre era griego. Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las Iglesias se robustecían en la fe y crecían en numero de día en día. Como el Espíritu Santo les impidió anunciar la palabra en la provincia de Asia, atravesaron Frigia y Galacia. Al llegar a la frontera de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Troas. Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: "Ven a Macedonia y ayúdanos." Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Salmo 99
"Aclama al Señor, tierra entera."
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. R.
Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades. R.
Evangelio según San Juan 15,18-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: 'No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.' Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió."
COMENTARIO
Cuenta Richard Bach en su libro “Juan Salvador Gaviota”, que la mayoría de las gaviotas vuelan para ir de la playa a la comida. El vuelo es corto. Lo que importa no es volar, sino comer. Pero hubo una gaviota llamada Juan Salvador que sentía que para él lo importante era volar. A causa de su pasión por el vuelo, nunca se sintió parte de la bandada. Era Gaviota, pero no de vuelo corto.
En el evangelio de Juan, a eso de vivir para comer se lo llama: “ser del mundo”. El que vive para comer desarrolla un egoísmo visceral. Su Dios es el vientre. Son del mundo. Viven para sí mismos, para sus ambiciones y por ellas dominan y matan. ¿Amar? No entra en su vocabulario ni en su vida. Eso sería volar y no sólo comer. Los que son de Jesús, además de amar, desenmascaran la mezquindad de los que viven satisfaciendo sus apetitos egoístas. Eso hizo Jesús, por eso lo odiaron y asesinaron.
Pidamos al Señor que nos ayude a despegar el vuelo.
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