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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Miércoles 26 de julio de 2023

TEXTOS

Libro del Eclesiástico 44,1.10-15
Hagamos ya el elogio de los hombres ilustres, de nuestros padres según su sucesión. Mas de otro modo estos hombres de bien, cuyas acciones justas no han quedado en olvido. Con su linaje permanece una rica herencia, su posteridad. En las alianzas se mantuvo su linaje, y sus hijos gracias a ellos. Para siempre permanece su linaje, y su gloria no se borrará. Sus cuerpos fueron sepultados en paz, y su nombre vive por generaciones. Su sabiduría comentarán los pueblos, su elogio lo publicará la asamblea. Salmo Responsorial

Salmo 131
"Señor, no vuelvas el rostro a tu ungido."

Juró Yahveh a David, verdad que no retractará: "El fruto de tu seno asentaré en tu trono". R.
Porque Yahveh ha escogido a Sión, la ha querido como sede para sí: "Aquí está mi reposo para siempre, en él me sentaré, pues lo he querido". R.
"Allí suscitaré a David un fuerte vástago, aprestaré una lámpara a mi ungido; de vergüenza cubriré a sus enemigos, y sobre él brillará su diadema". R.

Evangelio según San Mateo 13,16-17
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."


COMENTARIO

Oír y conocer la palabra de Dios a través de Jesús o gracias a Jesús es en realidad un privilegio que no todos tienen y que no siempre valoramos adecuadamente.

El conocer al Señor, el tener la inquietud por oír y meditar su palabra es en verdad un Don, una Gracia que el mismo Jesús nos concede y que por lo tanto no puede ser guardada solo para nosotros.

La buena noticia de Jesús es una oferta revolucionaria, para este modelo de mundo viejo y a veces corrompido. El mensaje y la vida de Jesús son una novedad tan grande, nueva, limpia, transformadora y radical que no siempre encuentra escuchas atentos y preparados para recibirla. Pero es, nada más y nada menos, el sueño, el proyecto de mundo que Dios quiere.

Tomemos conciencia de este privilegio y hagamos del meditarla y llevarla a la práctica nuestro mejor hábito. Seamos oyentes atentos y, principalmente, difusores de la alegría del evangelio con nuestro testimonio.

¿Cómo manifiesto que he visto y oído la Palabra de Dios?