Martes 29 de agosto de 2023 - Martirio de Juan Bautista
TEXTOS
Libro de Jeremías 1,17-19
En aquellos días recibí esta palabra del Señor: "Ciñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y principes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte." Oráculo del Señor.
Salmo 70
"Mi boca contará tu auxilio."
A ti, Señor , me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. R.
Sé tu mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.
Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Evangelio según San Marcos 6,17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras, que te lo doy." Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino." Ella salió a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" La madre le contestó: "La cabeza de Juan, el Bautista." Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: "Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista." El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
COMENTARIO
El Bautista derrama su sangre por ser fiel a los valores de la conversión que prepararon el camino del Mesías y que predicó sin descanso hasta ser encarcelado por los vicios de Herodes.
La muerte violenta del Bautista nos es presentada por el evangelista para recordar la suerte que le espera a Jesús y a sus discípulos. Su misión, como la de Juan, acarreará la hostilidad, la persecución e incluso el martirio. Cuando trabajamos con una conciencia limpia por fomentar la verdad, ser defensores de los derechos de Dios y de su gloria, que el hombre tenga vida plena, haciendo frente a las fuerzas oscuras de los poderosos y violentos, estamos expuestos a correr la misma suerte de Juan el Bautista y de nuestro Salvador. Sin embargo, se nos recuerda también que no debemos tener miedo pues el Señor estará con nosotros en todo momento y resonando el mensaje feliz e invaluable de la resurrección.
Muestra en tu vida un comportamiento verdaderamente cristiano.
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