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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Jueves 5 de octubre de 2023

TEXTOS

Libro de Nehemías 8,1-4a.5-6.7b-12
En aquellos días, todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que se abre ante la Puerta del Agua y pidió a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. El sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era el día primero del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "Amén, amén." Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas explicaron la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis." Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: "Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza." Los levitas acallaban al pueblo diciendo: "Silencio, que es un día santo; no estéis tristes." El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta, porque había comprendido lo que le habían explicado.

Salmo 18
"Tus palabras, Señor, son espíritu y vida."

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y eternamente justos. R.
Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila. R.

Evangelio según San Lucas 10,1-12
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: 'Paz a esta casa'. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: 'Está cerca de vosotros el reino de Dios'. Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: 'Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios.' Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."


COMENTARIO

Hace algunos años los integrantes de grupos juveniles participaban de jornadas misioneras en comunidades campesinas distantes de los pueblos y, por supuesto, de las ciudades. Se alistaban equipajes, medicinas, guiones de celebración, cancioneros y un mundo de cosas. Luego en la misa de envío se colocaban símbolos misioneros como ofrenda o como decoración litúrgica.

Una vez una niña de diez o doce años pregunto ingenuamente a su madre "porque los misioneros llevan tantas cosas... la lectura dice que no lleven nada"... risas, sorpresa. Sin embargo la pregunta infantil tenía toda la razón: a veces se preparan demasiadas cosas para el anuncio del Reino de Dios. Jesús advierte a sus discípulos que vayan ligeros de equipaje para que el testimonio de vida pobre y desprendida sea el mejor mensaje proclamado. Tal vez la cercanía, la compañía y el compartir simple y espontáneo ayude a que el Evangelio cale con mayor profundidad y autenticidad en el corazón del pueblo.

Oremos por todos los misioneros y misioneras que se entregan sin reservas a la evangelización.