Miércoles 3 de enero de 2024
TEXTOS
Carta I de San 1Juan 2,29-3,6
Queridos hermanos: Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él. Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro. Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley. Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le ha visto ni conocido.
Salmo 97
"Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios."
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R.
Tañed la citara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. R.
Evangelio según San Juan 1,29-34
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: 'Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.' Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel." Y Juan dio testimonio diciendo: "He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.' Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios."
COMENTARIO
En algunos parajes se ven retozar rebaños de ovejas y corderos. Siempre en manada. Inspiran ternura por su aparente condición débil.
Sabemos que el cordero en el ambiente religioso cultual de Israel era utilizado para ofrecer holocaustos y sacrificios a Dios por el perdón de los pecados, la acción de gracias y la alabanza. Particularmente para expiar pecados. Según la mentalidad de la época el pecador debe morir como reparación de su delito. Por eso el cordero reemplaza al pecador y es ofrecido en sacrificio para el perdón.
Jesucristo es identificado como "cordero" porque se ofrece por nosotros para comunicarnos el amor y la misericordia de Dios. Hay un cambio rotundo del sentido del sacrificio como expiación. Dios nos ama tanto que nos da lo que más ama, su Hijo, para comunicarnos vida. No es un Dios ofendido y enfurecido que reclama venganza. ¡No! Es un Dios que se desborda en amor por cada uno de nosotros hasta despojarse de sí para impregnarnos de su misericordia y bondad.
¿Cómo experimentas en tu vida la oblación del amor de Dios?
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