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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Martes 13 de febrero de 2024

TEXTOS

Carta de Santiago 1,12-18
Queridos hermanos: Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

Salmo 93
"Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor."

Dichoso el hombre a quien tú educas, al que enseñas tu ley, dándole descanso tras los años duros. R.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad: el justo obtendrá su derecho, y un porvenir los rectos de corazón. R.
Cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene; cuando se multiplican mis preocupaciones, tus consuelos son mi delicia. R.

Evangelio según San Marcos 8,14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes." Ellos comentaban: "Lo dice porque no tenemos pan." Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?" Ellos contestaron: "Doce." "¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no acabáis de entender?"


COMENTARIO

Los discípulos están en el mar y se dan cuenta que no tienen pan, se sienten inseguros, a la intemperie, tienen miedo de pasar necesidad como pasan tantos días los pobres del mundo. El milagro de la solidaridad que ayudó a multiplicar el pan para todos y que sobraran muchas canastas, no los ha hecho confiados en el Reino. Siguen pensando que la solución es económica, que lo que hizo Jesús fue algo improvisado y que salvó la situación por un momento. Esa es la levadura (mentalidad) de los fariseos y de Herodes. No entienden que detrás de lo que había hecho Jesús, hay un proyecto de compartir solidario que es el único que puede restablecer la igualdad y hacer que sobre el pan.

Ni los fariseos comprendían a Jesús ni los discípulos lo comprenden. Nosotros, ¿lo comprendemos? ¿Qué mentalidad egoísta, consumista, individualista, se apoderó de nosotros que nos alejó de la simplicidad del Evangelio? Tenían un pan en la barca: Jesús, pero no confiaban en Él.

Pidamos al Señor que alimente nuestra vida con la levadura del Evangelio y no la del poder.