Miércoles 8 de mayo de 2024 - Nª Sª de Luján
TEXTOS
Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,12-14;2,1-4
Los Apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Interleccional: Lucas 1,46-55
"Mi alma canta la grandeza del Señor."
Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. R.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz. Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas. R.
¡Su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. R.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. R.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". R.
Carta de San Pablo a los Efesios 1,3-14
¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor,que nos ha bendecido en el cielo, en Cristo,con toda clase de bendiciones espirituales! En Cristo Dios nos eligió antes de que creara el mundo,para estar en su presencia santos y sin mancha. En su amor nos destinó de antemano para ser hijos suyos en Jesucristo y por medio de él. Así lo quiso y le pareció bien sacar alabanzas de esta gracia tan grande que nos hacía en el Bien Amado. En él y por su sangre fuimos rescatados, y se nos dio el perdón de los pecados, fruto de su generosidad inmensa que se derramó sobre nosotros. Ahora nos ha dado a conocer, mediante dones de sabiduría e inteligencia, este proyecto misterioso suyo, fruto de su absoluta complacencia en Cristo. Pues Dios quiso reunir en él, cuando llegara la plenitud de los tiempos, tanto a los seres celestiales como a los terrenales. En Cristo fuimos elegidos nosotros: Aquel que dispone de todas las cosas y las somete a su voluntad, decidió que fuéramos pueblo suyo, y lleváramos la espera del Mesías, con el fin de que sea alabada su Gloria. También ustedes, al escuchar la Palabra de la Verdad, el Evangelio que los salva, creyeron en él, quedando sellados con el Espíritu Santo prometido, que es el anticipo de nuestra herencia. Por él va liberando al pueblo que hizo suyo, para que al fin sea alabada su Gloria.
Evangelio según San Juan 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
COMENTARIO
En las bodas de Caná y en la cruz, Jesús muestra su gloria y su madre está presente de modo activo.
Hoy el Evangelio, nos muestra a la Virgen como Madre; no está hablando con su madre movido solamente por un sentimiento natural, en la cruz, Jesús estaba abriendo el corazón de su madre a la maternidad espiritual de sus discípulos, representados en la persona del discípulo que ha entendido el misterio de Jesús y ha permanecido fiel a su maestro hasta la crucifixión.
Por tanto el discípulo es quien cree y permanece fiel a su Señor en todas las pruebas de la vida. La mujer, que se convierte en madre del discípulo, es también la Madre de la Iglesia. De este modo, nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María. La Virgen nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras.
Hoy, al celebrar la Fiesta de la Patrona de la Argentina, le confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades y las del nuestro pueblo; y con fe la invocamos todos juntos: ¡Virgen de Luján, Reina de Argentina!
María, a pesar del dolor, está a los pies de la cruz ¿En los momentos de dificultad y de cruz, seguimos estando junto al Señor? ¿Reconocemos a la virgen como nuestra Madre?
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