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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Lunes 20 de mayo de 2024 - María, Madre de la Iglesia
7ª del Tiempo Ordinario

TEXTOS

Libro de los Hechos de los Apóstoles 1,12-14
Después que Jesús subió al cielo, los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Interleccional: Jdt 13,18-19
"¡Tú eres el insigne honor de nuestra raza!"

Que el Dios Altísimo te bendiga, hija mía, más que a todas las mujeres de la tierra; y bendito sea el Señor Dios, creador del cielo y de la tierra. R.
Nunca olvidarán los hombres la confianza que has demostrado y siempre recordarán el poder de Dios. R.

Evangelio según San Juan 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.


COMENTARIO

En las bodas de Caná y en la cruz, Jesús muestra su gloria y su madre está presente de modo activo.

Hoy el Evangelio, nos muestra a la Virgen como Madre; no está hablando con su madre movido solamente por un sentimiento natural, en la cruz, Jesús estaba abriendo el corazón de su madre a la maternidad espiritual de sus discípulos, representados en la persona del discípulo que ha entendido el misterio de Jesús y ha permanecido fiel a su maestro hasta la crucifixión. Por tanto el discípulo es quien cree y permanece fiel a su Señor en todas las pruebas de la vida.

La mujer que se convierte en madre del discípulo, es también la Madre de la Iglesia. De este modo, nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María. La Virgen nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras.

Hoy, al celebrar la Fiesta de la Madre de la Iglesia, le confiamos nuestro itinerario de fe, los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades y las del nuestro pueblo; y con fe la invocamos.

María, a pesar del dolor, está a los pies de la cruz ¿En los momentos de dificultad y de cruz, seguimos estando junto al Señor? ¿reconocemos a la virgen como nuestra Madre?