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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Miércoles 29 de mayo de 2024

TEXTOS

Carta I de San Pedro 1,18-25
Queridos hermanos: Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. Ahora que estáis purificados por vuestra obediencia a la verdad y habéis llegado a quereros sinceramente como hermanos, amaos unos a otros de corazón e intensamente. Mirad que habéis vuelto a nacer, y no de una semilla mortal, sino de una inmortal, por medio de la palabra de Dios viva y duradera, porque "toda carne es hierba y su belleza como flor campestre: se agosta la hierba, la flor se cae; pero la palabra del Señor permanece para siempre". Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos.

Salmo 147
"Glorifica al Señor, Jerusalén."

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz. R.
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Evangelio según San Marcos 10,32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará." Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: "Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir." Les preguntó: "¿Qué queréis que haga por vosotros?" Contestaron: "Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda." Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?" Contestaron: "Lo somos." Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está reservado." Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos."


COMENTARIO

Se acercan a Jerusalén donde se llevará a cabo el martirio de Jesús y los discípulos van haciendo planes de gobierno para cuando, según su mentalidad y sus propios deseos, Jesús tome el poder y sea coronado rey. Jesús será el rey. Eso no se discute. Ocupará el sillón de Herodes y desde allí gobernará a todo el pueblo. Pero, al igual que Herodes, necesitará ministros y funcionarios de diferentes rangos. Juan y Santiago piden los primeros puestos, los de mayor jerarquía.

Entonces Jesús vuelve a explicarles por enésima vez que el Reino de Dios no es como los reinos de este mundo donde los que gobiernan lo hacen como dueños y señores. En el Reino donde reina Dios la única jerarquía la da el servicio. Quien más y mejor sirva a los demás será más grande y tendrá más autoridad.

Después de dos mil años de predicación del evangelio los cristianos todavía soñamos con puestos de honor y prestigio. Aún no hemos entendido que Jesús es Servidor de Servidores y nos invita a ser iguales a Él.