Martes 4 de junio de 2024
TEXTOS
Carta II de San Pedro 3,12-15a.17-18
Queridos hermanos: Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables. Considerad que la paciencia de Dios es nuestra salvación. Así, pues, queridos hermanos, vosotros estáis prevenidos; estad en guardia para que no os arrastre el error de esos hombres sin principios, y perdáis pie. Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a quien sea la gloria ahora y hasta el día eterno. Amén.
Salmo 89
"Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación."
Antes que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios. R.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: "Retornad, hijos de Adán." Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R.
Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan. R.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Que tus siervos vean tu acción, y sus hijos tu gloria. R.
Evangelio según San Marcos 12, 13-17
En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?" Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: "¿Por qué intentáis engañarme? Traedme un denario, que lo vea." Se lo trajeron. Y él les preguntó: "¿De quién es esta cara y esta inscripción?" Le contestaron: "Del César." Les replicó: "Lo que es del César denlo al César, y lo que es de Dios, a Dios." Se quedaron admirados.
COMENTARIO
El César de Roma cobraba tributos a todos los pueblos conquistados, lo que empobrecía cada vez más a la gente.
Dos grupos enemigos entre sí, fariseos y herodianos, se unen para tenderle una trampa a Jesús. Si dice que hay que pagar el tributo a Roma lo condenarán los nacionalistas. Si dice que no, lo condenarán los que apoyaban a Roma. Jesús, en su inmensa libertad, no cede ante los halagos que le hacen y responde con una frase sabia.
El dinero es un ídolo al que muchos rinden culto y el César que quiere ser adorado como Dios es también un ídolo. El dinero no sirve para el Reino de Dios que se basa en relaciones de hermandad y gratuidad. Quienes sólo piensan en categorías de comprar y vender no pueden entenderlo. El pueblo, los pobres, los hombres y mujeres pequeños y vulnerables son de Dios y no pueden ser convertidos en mercancía.
Lo que es de Dios no debe ser entregado a ningún dominador de este mundo.
¿Cuál son nuestros ídolos y qué les estamos ofreciendo? ¿Dónde está nuestro corazón?
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