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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Martes 2 de julio de 2024

TEXTOS

Libro de Amós 3,1-8;4,11-12
Escuchen esta palabra que el Señor pronuncia contra ustedes, israelitas, contra toda la familia que yo hice subir del país de Egipto. Sólo a ustedes los elegí entre todas las familias de la tierra; por eso les haré rendir cuenta de todas sus iniquidades. ¿Van juntos dos hombres sin haberse puesto de acuerdo? ¿Ruge el león en la selva sin tener una presa? ¿Alza la voz el cachorro desde su guarida sin haber cazado nada? ¿Cae el pájaro a tierra sobre una trampa si no hay un cebo? ¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado nada? ¿Suena la trompeta en una ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede una desgracia en la ciudad sin que el Señor la provoque? Porque el Señor no hace nada sin revelar su secreto a sus servidores los profetas. El león ha rugido: ¿quién no temerá? El Señor ha hablado: ¿quién no profetizará? Yo les envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y ustedes fueron como un tizón salvado del incendio, ¡pero ustedes no han vuelto a mí! -oráculo del Señor-. Por eso, mira cómo voy a tratarte, Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios, Israel.

Salmo 5
"Guíame, Señor, por tu justicia."

Tú no eres un Dios que ama la maldad; ningún impío será tu huésped, ni los orgullosos podrán resistir delante de tu mirada. R.
Tu detestas a los que hacen el mal y destruyes a los mentirosos. ¡Al hombre sanguinario y traicionero lo abomina el Señor! R.
Pero yo, por tu inmensa bondad, llego hasta tu Casa, y me postro ante tu santo Templo con profundo temor. R.

Evangelio según San Mateo 8,23-27
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!» El les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?» Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?»


COMENTARIO

Hoy San Mateo inicia el relato del segundo grupo de tres milagros: la tempestad calmada, los demonios expulsados y el paralítico curado; estos tres milagros terminan, cada uno, con una evaluación de la actividad de Jesús por parte de la gente.

Leemos hoy el milagro de la tempestad calmada; en los versículos anteriores, el Señor ha hablado del seguimiento a su persona y de lo que ello involucra; por eso Mateo dice que Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron; la tormenta desatada en el mar de Galilea quiere reflejar las dificultades que implica, para los discípulos, el seguimiento de Cristo, la misma adversidad que el Señor recibió es también la adversidad que se manifiesta a los discípulos, los cuales en la barca se muestran asustados y con su fe en Jesús a punto de perecer.

Los discípulos, hombres de poca fe, se muestran angustiados ante las exigencias del seguimiento de Cristo, se desesperan y Jesús los reprende por su falta de fe; inmediatamente Mateo nos dice que, para fortalecer a sus discípulos, el Señor se levantó (Mateo, majestuosamente, usa la misma palabra griega que se usa para decir resucitó, en este caso para decir levantó) y les mostró su poder sobre las fuerzas de la naturaleza para darles a entender que Él sigue siempre presente para salvarlos y alentarlos en la misión.

Al respecto comenta San Pedro Crisólogo: «Cristo sube siempre a la barca de su Iglesia para calmar las olas del mundo, para conducir a los que creen en Él, con navegación tranquila, a la patria celestial y hacer ciudadanos de su ciudad a los que hizo copartícipes de su humanidad».

¿Siento que soy un/a discípulo/a? ¿Soy alguien de poca fe, como dijo Jesús? En la alegría y el dolor ¿Confío en el Señor?