Martes 16 de julio de 2024
TEXTOS
Libro de Zacarías 2,14-17
Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti -oráculo del Señor-. Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos! El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. ¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque él surge de su santa Morada!
Interleccional: Lucas 1,46-55
"El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas."
Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. R.
Porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! R.
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. R.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. R.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre. R.
Evangelio según San Mateo 12,46-50
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte.» Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»
COMENTARIO
El evangelio de hoy nos relata un episodio que en cierto sentido nos cuesta comprender... La misma idea aparece en otros párrafos de los evangelios sinópticos, donde Jesús dice haber venido a traer enfrentamientos entre hijo y padre, hija y madre, nuera y suegra, etc., etc.
A simple vista, pareciera el acabóse de las relaciones familiares tal como las entiende nuestra cultura. Sin embargo, Jesús no reniega de su familia; al contrario, amplía el concepto de madre y hermanos porque implica el amor a muchos bajo una sola forma de comprender la maternidad y la fraternidad: cumpliendo la voluntad del Padre del cielo.
Jesús sitúa la maternidad y la fraternidad en el modo de ser de Dios. Dios es quien nos da la vida, y la vida que tenemos está inserta en el modo de ser de Dios. La voluntad de Dios, es comprender su compasión y misericordia como lenguaje también humano.
Hoy Jesús, en el Evangelio, nos incluye en una nueva familia. Hoy él nos llama hermanos y hermanas. Y así nos impulsa a que nosotros también llamemos del mismo modo a quienes están con nosotros. Y, al verlos sufrir, estar en soledad o ser excluidos, también podamos abrazarlos y decir con el Señor: "Estos son mis hermanos y hermanas".
Con nuestro actuar ¿somos hoy parte de la familia de Dios?
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