Jueves 5 de septiembre de 2024
TEXTOS
Carta I de San Pablo a los Corintios 3,18-23
Hermanos: Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: "Él caza a los sabios en su astucia." Y también: "El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos." Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
Salmo 23
"Del Señor es la tierra y cuanto la llena."
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Evangelio según San Lucas 5,1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro y echad las redes para pescar". Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes". Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador". Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas: desde ahora serás pescador de hombres". Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
COMENTARIO
Jesús se muestra como el profeta esperado. Sus palabras y acciones manifiestan la hora de Dios. En medio de la desesperanza y la oscuridad en que vive el pueblo, se vislumbra una luz de vida. Por eso la gente se agolpa para escucharlo. Sus palabras iluminan el corazón, avizoran un amanecer luminoso. Dios no se ha olvidado de su pueblo.
Hasta los pescadores han perdido las ganas de pescar. Pero Jesús los desafía, les pide que remen mar adentro, que se arriesguen. Y lanzan las redes confiando en la palabra del maestro. ¡Vaya sorpresa! La red queda repleta de peces que simbolizan la abundancia de bienes que contribuye al bienestar del pueblo.
Hoy, cuando el planeta se estremece ante la crisis ecológica y humanitaria, cuando todo parece nublado, oscuro, confuso, desesperado, es cuando hay que echar las redes en nombre de Jesús, confiando en su palabra que se hace proyecto de vida y esperanza para todos los que quieran asumir su propuesta de Reino.
¿De qué manera puedes ser signo de esperanza para tu comunidad?
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