Sábado 7 de diciembre de 2024
TEXTOS
Libro de Isaías 30,19-21.23-36
Así habla el Señor: "Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: Él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá. Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos. Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: «Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda.»" El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas. Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla. En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres. Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.
Salmo 146
"¡Felices los que esperan en el Señor!"
¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza! El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel. R.
Sana a los que están afligidos y les venda las heridas. Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre. R.
Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo. R.
Evangelio según San Mateo 9,35-10,1.5a.6-8
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.» Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «Vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.»
COMENTARIO
Estamos terminando la primera semana del tiempo de Adviento. El texto de hoy es del Evangelio según San Mateo y corresponde a una selección de versículos tomados de los capítulos nueve y diez.
Empieza con un resumen o breve sumario de la actividad de Jesús que consiste en recorrer los pueblos, enseñar en las sinagogas, anunciar la Buena Noticia y curar las enfermedades. Luego, Mateo nos describe el corazón de Buen Pastor (Salmo 22) que tiene el Maestro de Nazaret, el cual tiene compasión de sus ovejas fatigadas y abatidas, contrastando con los dirigentes y maestros espirituales de Israel que son malos pastores (Ez 34; Za 10,2) y tienen al pueblo abandonado a su suerte.
Jesús, en cambio, buen pastor se preocupa por su pueblo, sobre todo en vista a la "Cosecha", que es el concepto que usan los profetas para referirse al "Juicio de Dios", por eso resalta la urgencia de enviar misioneros y pedir al Padre que los provea.
Bajo esta circunstancia el Señor convoca a sus discípulos, concretamente a los Doce (Mt 10,2-4), y los envía a replicar su misión. Ellos deben proclamar con urgencia, que el Reinado de Dios está llegando (Mc 1,15) y, para testimoniarlo, deben hacer lo que hace el mismo Señor: curar enfermos, resucitar muertos, purificar leprosos y expulsar demonios, porque estos son los signos de que el Reino de Dios está cerca y, por lo tanto, ya está actuando en medio del Pueblo (Ver Mt 11,3-6; Lc 4,16-20).
Con la última frase Jesús recuerda a sus discípulos que la salvación que ofrece el Reinado de Dios es pura gracia, es pura gratuidad nacida del corazón misericordioso de Dios; nosotros jamás podremos tener "méritos" para alcanzar la salvación, pero si podemos tener el corazón dispuesto para acogerla y hacerla fructificar. Nuestra misión es continuar la obra iniciada por Jesús y perdonar, reconciliar, sanar, dignificar a muchas personas y comunidades heridas.
¿Cómo contribuyes a la sanación personal y comunitaria? ¿Qué signos del Reino de Dios hemos visto? ¿Cómo puedo yo testimoniar que el Reinado de Dios ya está actuando? ¿Me puedo dar un tiempo para leer, meditar, escuchar o cantar el Salmo 23/22?
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