Sábado 18 de enero de 2025
TEXTOS
Carta a los Hebreos 4,12-16
Hermanos: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón. No hay criatura que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas. Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Salmo 18
"Tus palabras, Señor, son espíritu y vida."
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R.
Evangelio según San Marcos 2,13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Se levantó y lo siguió. Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a los discípulos: "¡De modo que come con publicanos y pecadores!" Jesús lo oyó y les dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
COMENTARIO
Publicano, recaudador de impuestos, impuro, colaboracionista del imperio romano. Odiado por todo el pueblo. De alguna manera excluido. A personas como Leví de Alfeo, con esas características, es que llama Jesús.
Sus seguidores, sus discípulos y apóstoles no proceden del mundo de la nobleza o de alta alcurnia, ni siquiera de pureza moral o religiosa. Jesús decide por la escoria del mundo, por lo que no cuenta, por los que son rechazados y expulsados por los círculos de poder.
Qué bueno sería aprendiéramos la lección del Maestro. Cuantas veces rechazamos a personas que no pertenecen a nuestro círculo social o eclesial. Porque son diferentes, piensan y opinan diferente, y hasta viven diferente. Tal vez pertenecen a otro credo, o tal vez ni siquiera son creyentes.
Qué bueno sería que echáramos un vistazo a nuestro alrededor y tomáramos conciencia de qué clase de personas estamos rodeados ¿los limpios, los rectos, los que figuran? Y ¿dónde están aquellos, los predilectos de Jesús? ¿En qué lugar de nuestro corazón los tenemos?
|