Lunes 3 de marzo de 2025
TEXTOS
Libro del Eclesiástico 17,24-26.29
A los que se arrepienten Dios los deja volver y reanima a los que pierden la paciencia. Vuelve al Señor, abandona el pecado, suplica en su presencia y disminuye tus faltas; retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia y detesta de corazón la idolatría. En el Abismo, ¿quién alaba al Señor, como los vivos, que le dan gracias? El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo, el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!
Salmo 31
"Alégrense, justos, y gocen en el Señor."
Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor / no le apunta el delito. R.
Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: "Confesaré al Señor mi culpa", y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.
Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia: la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará. R.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación. R.
Evangelio según San Marcos 10,17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo."
COMENTARIO
Para entrar al reino de Dios sólo es necesaria una sola cosa: seguir a Jesús.
En el relato del evangelio de Marcos hoy se encuentra un joven rico quien decide abordar a Jesús por el camino y preguntarle sobre la vida eterna. En la perspectiva judía este muchacho es un hombre correcto que cumple con los mandamientos; una persona observante. Sin embargo, para Jesús no basta con cumplir, no basta con seguir al pie de la letra instrucciones sin más, la vida eterna no se consigue siguiendo alguna receta secreta: siempre es necesario algo más. El reino de Dios es siempre una exigencia, es todo o nada.
La radicalidad de Jesús confronta nuestro estilo de vida e interpela la manera como le seguimos. El evangelio no es un escampadero ni mucho menos un tranquilizante para la conciencia, significa una pasión desmedida por aquello que Jesús lo entregó todo: el reino de la justicia.
En sintonía con el evangelio ¿somos capaces de algo más? ¿somos capaces de salir de nosotros mismos para dejarlo todo por Jesús?
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