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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Lunes 9 de junio de 2025 - 10ª del Tiempo Ordinario

TEXTOS

Carta II de San Pablo a los Corintios 1,1-7
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los santos que residen en toda Acaya: os deseamos la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo! Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo. Si nos toca luchar, es para vuestro aliento y salvación; si recibimos aliento, es para comunicaros un aliento con el que podáis aguantar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros. Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo.

Salmo 33
"Gusten y vean qué bueno es el Señor."

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él R.

Evangelio según San Mateo 4,25-5,12
En aquel tiempo, seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de Trasjordania. Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros."


COMENTARIO

Las bienaventuranzas son el centro del mensaje y la praxis de Jesús. Son, sin lugar a duda, el itinerario de la espiritualidad cristiana.

Desde luego, aparecen los pobres como los principales destinatarios del proyecto de Jesús. Y esto no se debe porque ellos sean los más buenos, sino -como se ve reflejado desde el Antiguo Testamento-, Dios ha venido revelándose de manera parcial al lado de los desheredados y marginados de la historia. Dios ha decidido fraguar su proyecto salvífico teniendo a los pobres como protagonistas.

Sin embargo, todo este plan desde las bienaventuranzas no se da sin las demás coordenadas, es necesaria la lucha por la justicia, la paz y el bien.

Las bienaventuranzas deben ser una exigencia para todo cristiano, ellas deben ser los indicadores principales con que se evalúa nuestra espiritualidad. En esas palabras brota la alegría que da razón a nuestra existencia y le da sabor a nuestra vida.

Preguntémonos en sintonía con las bienaventuranzas: ¿son éstas las que imprimen el sello de mi espiritualidad cristiana? ¿mi vida refleja las bienaventuranzas de Jesús?