Lunes 30 de junio de 2025
TEXTOS
Libro del Génesis 18,1-2a.16-33
El señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó tres hombres que estaban parados cerca de él. Los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré, miraron hacia Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos. El Señor pensó: "¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, con su nombre se bendecirán todos los pueblos de la tierra; lo he escogido para que instruya a sus hijos, su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor, haciendo justicia y derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido." El Señor dijo: "La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré." Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: "¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?" El Señor contestó: "Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos." Abrahán respondió: "Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?" Respondió el Señor: "No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco." Abrahán insistió: "Quizá no se encuentren más que cuarenta." Le respondió: "En atención a los cuarenta, no lo haré." Abrahán siguió: "Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?" Él respondió: "No lo haré, si encuentro allí treinta." Insistió Abrahán: "Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?" Respondió el Señor: "En atención a los veinte, no la destruiré." Abrahán continuó: "Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?" Contestó el Señor: "En atención a los diez, no la destruiré." Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su puesto.
Salmo 102
"El Señor es compasivo y misericordioso."
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R.
No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles. R.
Evangelio según San Mateo 8,18-22
En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza." Otro, que era discípulo, le dijo: "Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre." Jesús le replicó: "Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos."
COMENTARIO
La fuerza de este texto reside en el seguimiento de Cristo. Seguir a Jesús, vivir y caminar con El en las luchas del reino de Dios. Lo más contrario al discípulo es estar quieto, llevando una vida sedentaria y confortable.
¡Sígueme! significa camina conmigo. Jesús está de camino siempre. Nada hay tan importante como seguirle, ni siquiera hay que esperar un tiempo en la casa hasta que se mueran los papás para enterrarlos. Es urgente. Es inaplazable. No pueden esperar los pobres en la emergencia diaria que viven. Necesitan el anuncio de las Buenas Noticias sobre Dios.
Es un estilo de vida desinstalado, sin casa propia, a la intemperie, sin seguridades humanas. Al viento del Espíritu.
Los cristianos en su mayoría no hemos sentido esa llamada de ser discípulos. Somos consumidores de ritos y prácticas religiosas, con algunos aspectos del mensaje del evangelio, pero convertir nuestras vidas en esta identidad de ser discípulos, compañeros de Jesús, caminantes con El en esa aventura está lejos... Pero esta es la invitación de nuestra Iglesia hoy.
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