Viernes 4 de julio de 2025
TEXTOS
Libro del Génesis 23,1-4.19;24,1-12.15-16.23-25.32-34.37-38.57-59.61-67
Sara vivió ciento veintisiete años, y murió en Quiriat Arbá -actualmente Hebrón- en la tierra de Canaán. Abraham estuvo de duelo por Sara y lloró su muerte. Después se retiró del lugar donde estaba el cadáver, y dijo a los descendientes de Het: «Aunque yo no soy más que un extranjero residente entre ustedes, cédanme en propiedad alguno de sus sepulcros, para que pueda retirar el cadáver de mi esposa y darle sepultura». Luego Abraham enterró a Sara en la caverna del campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán. Abraham ya era un anciano de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en todo. Entonces dijo al servidor más antiguo de su casa, el que le administraba todos los bienes: «Coloca tu mano debajo de mi muslo, y júrame por el Señor, Dios del cielo y de la tierra, que no buscarás una esposa para mi hijo entre las hijas de los cananeos, con los que estoy viviendo, sino que irás a mi país natal, y de allí traerás una esposa para Isaac.» El servidor le dijo: «Si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿debo hacer que tu hijo regrese al país de donde saliste?» «Cuídate muy bien de llevar allí a mi hijo», replicó Abraham. «El Señor, Dios del cielo, que me sacó de mi casa paterna y de mi país natal, y me prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes, enviará su Ángel delante de ti, a fin de que puedas traer de allí una esposa para mi hijo. Si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre del juramento que me haces; pero no lleves allí a mi hijo». El servidor puso su mano debajo del muslo de Abraham, su señor, y le prestó juramento respecto de lo que habían hablado. Luego tomó diez de los camellos de su señor, y tomando consigo toda clase de regalos, partió hacia Arám Naharaím, hacia la ciudad de Najor. Allí hizo arrodillar a los camellos junto a la fuente, en las afueras de la ciudad. Era el atardecer, la hora en que las mujeres salen a buscar agua. Entonces dijo:«Señor, Dios de Abraham, dame hoy una señal favorable, y muéstrate bondadoso con mi patrón Abraham». Aún no había terminado de hablar, cuando Rebeca, la hija de Betuel, apareció con su cantero en el hombro. Era una joven virgen, de aspecto muy hermoso. El hombre le preguntó: «¿De quién eres hija? ¿y hay lugar en la casa de tu padre para que podamos pasar la noche?» Ella respondió: «Soy la hija de Betuel, el hijo de Milcá dió a Najor». Y añadió: «En nuestra casa hay paja y forraje en abundancia, y también hay un sitio para pasar la noche». El hombre entró en la casa. Pero cuando le sirvieron de comer dijo: «No voy a comer si antes no expongo el asunto que traigo entre manos. Soy servidor de Abraham. Mi patrón me hizo prestar un juramento diciendo: "No busques una esposa para mi hijo entre las hijas de los cananeos en cuyo país resido. Ve, en cambio a mi casa paterna, y busca entre mis familiares una esposa para mi hijo"». Ellos dijeron:« Llamemos a la muchacha, y preguntémosle qué opina». Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: «¿Quieres irte con este hombre?». «Sí», respondió ella. Ellos despidieron a Rebeca y a su nodriza, lo mismo que al servidor y a sus acompañantes. Rebeca y sus sirvientas montaron en los camellos y siguieron al hombre. Éste, tomó consigo a Rebeca, y partió. Entretanto, Isaac había vuelto de las cercanías del pozo de Lajai Roí, porque estaba radicado en la región del Négueb. Al atardecer salió a caminar por el campo, y vio venir unos camellos. Cuando Rebeca vio a Isaac, bajó del camello y preguntó al servidor: «¿Quién es ese hombre que viene hacia nosotros por el campo?» «Es mi señor», respondió el servidor. Entonces ella tomó su velo y se cubrió. El servidor contó a Isaac todas las cosas que había hecho, y este hizo entrar a Rebeca en su carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así encontró un consuelo después de la muerte de su madre.
Salmo 105
"Den gracias al Señor porque es bueno."
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza? R.
Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia. Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.
Visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad. R.
Evangelio según San Mateo 9,9-13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa 'misericordia quiero y no sacrificios': que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
COMENTARIO
Otro evangelio del seguimiento de Jesús que sucede en el contexto de la vida diaria.
A Pedro y compañeros los llama desde las faenas de la pesca y los convierte en pescadores de hombres. A Mateo desde la oficina de los impuestos injustos, desde las mesas de banquetes y fiestas de los ricos para invitarles a una mesa alternativa, no ya de amigotes del dinero, sino de la gente despreciada por la sociedad.
Son llamadas para ser pescadores de seres humanos y llamadas para construir mesas compartidas, mesas incluyentes, para hacer de este mundo una gran mesa de corazón abierto, donde los últimos de la historia tienen un puesto de honor. Es continuar la vida anterior pero totalmente diferente.
Resulta claro en este texto que el único camino para ir hacia a Dios es la misericordia. El culto auténtico es pasar por la vida haciendo el bien, curando dolencias, sentando a la mesa a los desechables del sistema colocándose el mismo Dios como un comensal más en una fiesta de bodas de toda la humanidad.
|