Miércoles 23 de julio de 2025
TEXTOS
Libro del Éxodo 16,1-5.9-15
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto. La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "¡Ojalá hubiéramos muerte a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad." El Señor dijo a Moisés: "Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi ley o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que recogen a diario."
Moisés dijo a Aarón: "Di a la comunidad de los israelitas: 'Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones.'" Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube. El Señor dijo a Moisés: "He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: 'Hacia el crepúsculo comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios.'" Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se dijeron: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Es el pan que el Señor os da de comer."
Salmo 77
"El Señor les dio pan del cielo."
Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su gusto; hablaron contra Dios: "¿Podrá Dios preparar una mesa en el desierto?" R.
Pero dio orden a las nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un trigo celeste. R.
Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Hizo soplar desde el cielo el levante, y dirigió con su fuerza el viento sur. R.
Hizo llover carne como una polvareda, y volátiles como arena del mar; los hizo caer en mitad del campamento, alrededor de sus tiendas. R.
Evangelio según San Mateo 13,1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."
COMENTARIO
El reino crece misteriosamente y Jesús lo enseña a través de las parábolas que buscan provocar en sus oyentes una respuesta. Intenta animar la fe de la comunidad.
En esta parábola, lo más importante señalado por Jesús, es el éxito increíble de la siembra, que llega a ofrecer el ciento por uno, manifestando el triunfo final del reino aún en medio de la oposición que Jesús y sus seguidores están experimentando.
Jesús desea animarnos ante las dificultades que encontramos con los "diferentes terrenos" personas, a quienes se les invita a escuchar la Palabra y ponerla en práctica. A pesar del fracaso aparente en algunas situaciones y personas la presencia oculta del reino es una realidad y es imparable.
Si Dios, el sembrador, está dispuesto a arriesgar arrojando sus semillas en cualquier terreno, incluso en tierra menos productiva y se regocija con tal de que produzca algo, entonces nosotros, sus discípulos-misioneros, no pongamos límites a las posibilidades del reino.
¿Siembras la semilla del reino en tus ambientes y realidades de cada día?
|