Martes 26 de agosto de 2025
TEXTOS
Carta I de San Pablo a los Tesalonicenses 2,1-8
Sabéis muy bien, hermanos, que nuestra visita no fue inútil. A pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, tuvimos valor -apoyados en nuestro Dios- para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha aprobado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos, no para contentar a los hombres, sino a Dios, que aprueba nuestras intenciones. Como bien sabéis, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado autoritariamente; por el contrario, os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.
Salmo 138
"Señor, tú me sondeas y me conoces."
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R.
No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. R.
Evangelio según San Mateo 23,23-26
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera."
COMENTARIO
La primera denuncia señala la incoherencia que se repite en muchos cristianos: rezamos, hacemos limosnas, pagamos el diezmo, predicamos, pero en nuestra vida cotidiana descuidamos la justicia, la misericordia y la fidelidad.
Cuando Jesús dice, "¡Eso es lo que hay que observar, sin descuidar lo otro!", deja claro que no tiene nada contra el diezmo sino contra la manera como muchos dirigentes religiosos lo convierten en un dogma de fe y lo utilizan indebidamente, lo que convierte el diezmo en un robo.
Jesús retoma la profecía para reiterar que la justicia y la misericordia, que defienden la vida del pobre, están por encima del culto y del diezmo. Las copas y los platos, aunque limpios y brillantes por fuera, están sucios por dentro, porque contienen los frutos de la corrupción y de lo robado a los pobres. La invitación a "limpiar por dentro la copa" es la oportunidad siempre abierta a la conversión.
Revisemos nuestra coherencia de vida y pensemos si hoy podríamos ser llamados "bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios".
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