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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Sábado 30 de agosto de 2025

TEXTOS

Carta II de San Pablo a los Corintios 10,17-11,2
Hermanos: "El que se gloría, que se gloríe en el Señor". Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda. ¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a Él como una virgen pura.

Salmo 148
"¡Alaben el Nombre del Señor, jóvenes y vírgenes!"

Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. R.
Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el Nombre del Señor. R.
Alaben el Nombre del Señor. Porque sólo su Nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, y Él exalta la fuerza de su pueblo. ¡A Él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.

Evangelio según San Mateo 13,44-46
Jesús dijo a la multitud: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.»


COMENTARIO

En el evangelio que leemos hoy Jesús nos habla de un gran tesoro.

En el primer caso encontramos el tesoro de manera fortuita. No lo buscamos, pero aparece ante nosotros y ya no queremos perderlo. Dios está en nuestro camino y lo encontramos constantemente, aunque no lleguemos a vivir el encuentro porque nuestros ojos están empañados, pero si llegamos a encontrarlo, si descubrimos el Amor, el mayor de los tesoros, ya nada, ni nadie, será capaz de apartarnos de Él.

En el segundo caso, la perla de gran valor, el encuentro con Dios, es producto de la búsqueda del hombre. Dios está siempre a la vista y si nos dedicamos a buscarlo con el espíritu abierto a la escucha, llegaremos a encontrarlo.

Las dos parábolas muestran la aparente desproporción entre lo que se tiene y lo que se encuentra.

Justamente, el Reino de los Cielos es algo que debería superar cualquier posesión y justifica dejar aquello que se le opone. Hoy como ayer estamos llamados a ser la imagen del campesino o del comerciante que una vez descubierto lo importante, Dios, ya no necesitan nada más que a Él para vivir.

El mensaje de Jesús no es un conocimiento más entre otros: son palabras de vida plena; al menos así lo pensamos sus seguidores. Por eso, a Él sus discípulos no lo seguimos como a un personaje con cuenta en Tweeter. Para asumir su estilo de vida, hay que entregarse por completo, "vender todo" e invertirlo en esfuerzo diario. Con menos que eso no se le entiende bien.

En nuestro día a día ¿Seremos capaces de encontrar el tesoro, reconocerlo y hacerlo nuestro? ¿Qué hemos "vendido" por seguir a Jesús?