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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Jueves 16 de octubre de 2025

TEXTOS

Carta de San Pablo a los Romanos 3,21-30a
Hermanos: Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios en todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Así quería Dios demostrar que no fue injusto dejando impunes con su tolerancia los pecados del pasado; se proponía mostrar en nuestros días su justicia salvadora, demostrándose a sí mismo justo y justificando al que apela a la fe en Jesús. Y ahora, ¿dónde queda el orgullo? Queda eliminado. ¿En nombre de qué? ¿De las obras? No, en nombre de la fe. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. ¿Acaso es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Evidente que también de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.

Salmo 129
"Perdónanos, Señor, y viviremos."

Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R.
Mi alma espera en el Señor, espera en tu palabra; mi alma aguarda al Señor. R.

Evangelio según San Lucas 11,47-54
En aquel tiempo, dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la sabiduría de Dios: 'Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán'; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario. Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!" Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.


COMENTARIO

En el tiempo de Jesús la Ley de Moisés constituía un sistema que atravesaba todas las dimensiones de la vida. Todo era medido a través de la lupa de la Ley, porque solo por medio de su cumplimiento la persona podía hacerse justa ante Dios. La observancia de ella otorgaba el mérito de la justificación por las obras, como premio, o todo lo contrario, el castigo y la condenación cuando se la transgredía.

Los fariseos, maestros de la ley, tienen una gran dificultad y resistencia para comprender la inmensa misericordia de Dios que ama, perdona y llama a los pecadores. Tampoco aceptan que por la fe los pecadores sean restituidos a la justicia y a la salvación. La ley así entendida es incapaz de llevarnos al encuentro con Dios Padre.

También hoy, quizá, vivimos inmersos en sistemas y normativas que de tanto repetirlas pierden el sentido para qué el que fueron hechas. ¿Cómo estamos viviendo nuestras responsabilidades, deberes, obligaciones compromisos, exigencias, junto a otros y otras que tienen otros modos de asumirlas y vivirlas?