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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Sábado 15 de noviembre de 2025

TEXTOS

Libro de la Sabiduría 18,14-16;19,6-9
Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.

Salmo 104
"Recuerden las maravillas que hizo el Señor."

Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R.
Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba. R.
Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo. R.

Evangelio según San Lucas 18,1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: 'Hazme justicia frente a mi adversario.' Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: 'Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.'" Y el Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"


COMENTARIO

Dios Padre escucha siempre el clamor de sus hijos, pero necesitamos orar con fe y vivir con coherencia.

No se trata de pedir egoístamente lo que queremos. Se trata, en primer lugar, de colocarse en las manos de Dios con entera confianza. Es una de las dimensiones más genuinas de la fe.

En segundo lugar, no es intentar manipular a Dios con nuestros caprichos sino buscar siempre su voluntad en nuestras vidas.

Orar es escuchar, oír con el corazón lo que Dios nos habla a los oídos del corazón. Es discernir los signos de Dios en la cotidianidad de la vida. Es decirle al Señor nos conceda lo que considere mejor para nosotros aunque aparentemente sea contradictorio con nuestros intereses mezquinos y egoístas. Orar, decía alguien, es dejarse amar entrañablemente por el Amor. Es dejarse saturar totalmente de la gracia de Dios, es dejarse penetrar libremente de la presencia de Dios, es vivir siempre con la mirada puesta en la mirada de Dios.

¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de tu vida de oración?