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Liturgia y Espiritualidad: Textos Litúrgicos
Viernes 12 de diciembre de 2025

TEXTOS

Libro de Isaías 7,10-14;8,10
El Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor». Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la virgen está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel, que significa Dios está con nosotros».

Salmo 66
"¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!"

El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros; para que en la tierra se conozcan sus dominio, y su victoria entre las naciones.
Que todos los pueblos te den gracias. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia, y guías a las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto, el Señor, nuestro Dios, nos bendice. Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra.

Evangelio según San Lucas 1,39-48
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque Él miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz».


COMENTARIO

Es día de fiesta y de echar las campanas al vuelo, pero el profeta pide silencio para contemplar al Señor.

Silencio contemplativo para acercarse a María de Guadalupe en su día de fiesta mayor. Ella es la obra del Señor en nuestro continente, porque se ha convertido en fuente de esperanza para millares de creyentes que peregrinan hasta su imagen plasmada en la tilma de un indígena para contemplarla en silencio. La figura de Guadalupe y su vestido de colores aúnan cielo y tierra en cósmica armonía. Es una imagen de belleza singular. Muchachita indígena y maternal que suplica por un espacio en medio del pueblo devastado.

Juan Diego le abrió el corazón y la casa de cada generación para siempre. La plática está en ese relato añejo, tierno y poético del Nican Mopohua. Así se metió el Evangelio entre nosotros, apelando a la humildad y a ternura, como Cristo niño. Ella vino a restablecer al indígena desvalido, para aliviarlo y darle voz.

¿Viven sanos nuestros hermanos indígenas? ¿Haremos silencio para contemplar sus rostros?