3) La verdad en la Biblia
3.2) Hay que tener en cuenta la intención de los autores
3.2.3) La teología de cada autor
Un tercer elemento que hay que tener en cuenta para descubrir la intención del escritor sagrado es lo que se llama la "teología del autor". ¿Qué significa esto? Que los autores bíblicos, además de estar influidos por su época y su cultura, estaban condicionados por sus propias preocupaciones religiosas, y por los problemas particulares de la comunidad a la que se dirigían. Al momento de escribir, pues, tienen su propia intención, su propio enfoque. A este, los especialistas llaman la "teología del autor".
A este respecto, la Dei Verbum No 12b dice: EI intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir. O sea, no sólo lo que expresa, sino la intención que lo llevó a expresarse de ese modo.
Esta teología propia del autor podemos notarla sobre todo en los evangelios. En efecto, estos son cuatro relatos de la misma vida de Jesús, y sin embargo aparecen contados con notables diferencias. Ocurre que cada uno escribe para una comunidad determinada, con sus propios problemas y dudas. Por lo tanto, cada evangelista adopta un enfoque particular para expresar mejor sus enseñanzas. Veamos algunos ejemplos.
¿Cuál fue el primer milagro de Jesús? Según san Juan, fue el del agua convertida en vino en las bodas de Caná (2, 1-11). Según Marcos (y Lucas), fue la curación de un endemoniado en Cafarnaún (Mc 1, 21-28; Lc 4, 31-37). Y según Mateo, la curación de un leproso (8, 1-4). ¿Por qué? San Juan escribe a una comunidad que dudaba en aceptar a Jesus como Mesías. Y según la creencia judía, cuando llegara el Mesías, habría una inmensa fiesta de bodas, con abundancia de vino. Al mostrar a Jesús en la fiesta de Caná, Juan enseña a sus lectores que Jesús es el Mesías esperado. En cambio Marcos escribe su Evangelio para los cristianos de Roma, de origen pagano, a quienes quiere convencer del enorme poder y autoridad de Jesús. Por eso elige como primer milagro un exorcismo, la demostración de poder más grande que había en el ambiente pagano. Y Mateo escribe su Evangelio para cristianos de origen judío, para quienes no había enfermedad más terrible y espantosa que la lepra. Por eso elige la curación de un leproso como primer milagro.
¿Y cuáles fueron las últimas palabras de Jesús? Según Mateo y Marcos fueron: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27, 46; Mc 15, 34). Porque quieren mostrar a Jesús rezando un Salmo (22, 2) en el momento culminante de su muerte. En cambio Lucas tuvo miedo de que sus lectores, poco conocedores de salmos, interpretaran mal estas palabras y pensaran que el Señor se estaba quejando, y prefirió poner otras palabras, también de un salmo (31, 6), pero menos ambiguas: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23, 46). Finalmente, Juan dice que Jesús antes de morir exclamó: Todo éstá cumplido (19, 30). Porque quiere mostrar a sus lectores que Jesús vine a cumplir una tarea encomendada por su Padre, y que antes de morir la ha cumplido totalmente. Tenemos, pues, tres versiones distintas de las últimas palabras de Jesús.
[Nota: Cfr. "¿Murió Jesús en la desesperación?", en Ariel Álvarez Valdés, Enigmas de la Biblia 1, San Pablo, Bueno Aires 2001.]
¿Y dónde pronunció Jesús su primer Sermón? ¿En la montaña, como afirma Mateo (5, 1), o en una llanura, como dice Lucas (6, 17). Posiblemente la tradición lo recordaba a Jesús en una llanura. Pero para la "teología de Mateo", Jesús debía aparecer como el nuevo Moisés que venía enviado por Dios. Y como Moisés dio su ley en una montaña (el Sinaí), Mateo lo pone a Jesús dando también su nueva ley en una montaña.
Gracias a este concepto de la "teología del autor", cuando encontremos discordancias entre diferentes relatos de un mismo tema, hay que preguntar cuál es la teología de cada autor, cuál el punto de vista desde el que relata, cuál es su enfoque. Y eso explicará las diferencias.
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