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¿La Biblia dice siempre la verdad?
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¿La Biblia dice siempre la verdad?
Por Ariel Álvarez Valdés
"Porque así como el hablar imprudente lleva al error, también el silencio imprudente deja en el error a los que tendrían que ser instruidos".
San Gregorio Magno (Regla Pastoral, II, 4)
"Debemos evitar el escándalo. Pero si el escándalo se produce por la verdad, antes que abandonar la verdad se debe permitir el escándalo".
San Gregorio Magno (Homilías sobre Ezequiel, VII, 5)
"Desde el punto de vista histórico y científico, la Biblia no resiste análisis. Son mitos que intentan relatar una verdad. El cristianismo ha hecho un estudio crítico de los textos bíblicos. No es menos firme la verdad de la Biblia porque haya datos que no son ciertos ni científicos. No hay que aferrarse al mito como si fuera una verdad histórica. Es una parábola".
Rafael Velasco SJ, rector de la Universidad Católica de Córdoba.
Prólogo
En febrero de 1964, el campeón mundial de boxeo Cassius Clay decidió abandonar el cristianismo. Se cambió su nombre, ya mundialmente conocido, por el de Mohamed Alí, y se hizo musulmán. Años más tarde, en una entrevista concedida a la prensa explicó los motivos de su determinación: La Biblia, en la que creen los cristianos, está llena de errores. ¿Quién puede aceptarla? Por ejemplo, en el Segundo Libro de Samuel se cuenta que el rey David, en una batalla contra los arameos, destruyó 700 carros enemigos. Y en el Primer Libro de las Crónicas se afirma que los carros destruidos fueron 7.000. ¿Cómo alguien puede confiar en un libro que se contradice de esa manera?
Cassius Clay tenía razón. La Biblia se contradice muchas veces. Y no sólo se contradice: contiene además errores, los cuales han provocado el rechazo de numerosos lectores a lo largo de la historia. Uno de ellos fue el famoso filósofo y matemático británico Bertrand Russell, quien a mediados del siglo XX escribió un conocido libro titulado ¿Por qué no soy cristiano?, en el que explicaba que su oposición al cristianismo se debía a las inmoralidades que encontraba en la Biblia.
No sólo los filósofos y teólogos han tropezado con estas dificultades. También tuve la oportunidad de encontrar, en mis cursos y encuentros bíblicos, a muchos catequistas, jóvenes de grupos parroquiales, e incluso simples lectores, que me preguntaban atónitos cómo resolver el problema de semejantes errores y contradicciones.
Para todos ellos va este pequeño libro, a fin de librarlos de la preocupación que tanto mortificó y terminó alejando de la fe a Cassius Clay y a Bertrand Russel.
Desarrollo de la obra
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