4) Espiritualidad del Reino
Jesús estaba repleto del Espíritu Santo. Mas que nadie, Él nos revela lo que es vivir enteramente en el Espíritu, llevar una verdadera vida espiritual. Jesús era más que un profeta porque mientras que los profetas estaban parcialmente movidos por el Espíritu, Jesús se identificaba totalmente en su propio ser, con el Espíritu de Dios. Esto quiere decir que los SENTIMIENTOS de Jesús eran siempre exactamente iguales a los sentimientos de Dios; todas las preocupaciones de Jesús, sus actitudes, luchas y valores eran un reflejo perfecto de las preocupaciones, actitudes, luchas y valores de Dios. Por eso decimos que Jesús es divino, que es el Hijo de Dios.
Si queremos participar de los sentimientos de Dios con respecto de cualquier cosa, podemos mirar hacia Jesús y ver lo que siente respecto de tales cosas, y confrontar nuestros sentimientos, preocupaciones o valores con los de Él. He aquí el porqué todos los escritores espirituales dicen que la vida espiritual es una simple cuestión de IMITAR A JESUS, (SEGUIR A JESUS).
Ya vimos la compasión, el amor de Jesús y la forma como profundizó el sentido de justicia. Podríamos continuar, y reflexionar sobre su ira e indignación, su manera de criticar y enfrentar a los fariseos y los ricos, su actitud en relación a la política, al sufrimiento y a la muerte, las curaciones que realizó, y así sucesivamente. Esto, sin embargo, nos llevaría mucho más allá de los límites de este pequeño libro. Con todo, hay dos cuestiones sobre Jesús que debemos examinar con mucho cuidado, si queremos entender algo respecto de lo que significa Espiritualidad Bíblica. Ellas son: el mensaje profético de Jesús (la Buena Nueva del Reino) y sus valores. Vamos a analizar la primera en este capítulo y la otra en el capítulo siguiente.
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