2) Propuestas de solución
2.1) En la época antigüa
2.1.2) La solución de los padres
Pero durante todo este tiempo los padres de la Iglesia no se limitaron a reafirmar la inerrancia de la Escritura. También intentaron algunas explicaciones, para solucionar lo que a primera vista aparecía como errores de la Biblia. Estas fueron la alegoría y la apologética.
2.1.2.1) Alegoría
Las primeras dificultades que encontraron los cristianos, y las que con más evidencia aparecieron, fueron las "contradicciones" y los supuestos "errores morales" (no así los errores de ciencias naturales y los históricos, pues estas disciplinas no habían avanzado todavía lo suficiente para hacerlos notar). Y una de las primeras soluciones dadas fue la de la "alegoría". ¿En qué consiste? En decir que los pasajes problemáticos de la Biblia no significan eso que dicen, sino que son un símbolo de otra cosa, aluden a una realidad diferente a la que aparece.
Ya este modo de interpretar la Biblia lo hallamos en el filósofo judío Filón de Alejandría, del siglo I. Según él, el relato de la creación de Adán y Eva, donde vemos a una víbora hablar con los primeros hombres (Gn 2), es en realidad alegórico. Adán representa el intelecto humano, Eva lo sensitivo, y la serpiente el deseo seductor. Al principio hay paz y orden, pero cuando llega la serpiente-deseo seduce lo sensible del hombre, y consigue que caiga su intelecto. El texto, por lo tanto, propondría aprender el dominio de sí mismo y la templanza.
Entre los autores cristianos, Orígenes (s. III) decía, hablando del Salmo 137, que los "hijos" de los babilonios (a los que se deseaba estrellar contra la roca) son en realidad los malos pensamientos que brotan del alma; por eso al hombre que toma esos pensamientos y los estrella contra la roca sólida de la razón, se lo llama bienaventurado (o feliz) en el salmo.
También san Jerónimo (s. IV) buscó la alegoría para explicar algunos pasajes bíblicos difíciles. Por ejemplo, en el Primer Libro de los Reyes se cuenta que David, al llegar a la ancianidad, no podía entrar en calor. Buscaron, entonces, a una joven, de la ciudad de Sunem, llamada Abisag, para que durmiera con el rey y transmitiera su calor al cuerpo del anciano (1Rey 1, 1-4). Todavía vivía Betsabé, la esposa del rey; también vivía su otra esposa Abigail, y las demás esposas y concubinas que tenía. Sin embargo, el anciano monarca sólo entraba en calor con los abrazos de esta adolescente. Algo no muy edificante. Ante esto, san Jerónimo se pregunta: ¿quién es esta sunamita, esposa y virgen, tan ardiente que podía dar calor al frío, y tan santa que no incitaba al pecado al que entraba en calor? Y se responde: es en realidad la sabiduría, a la que se abrazaba el anciano rey.
Esta manera alegórica de interpretar duró muchos siglos, hasta que finalmente fue perdiendo fuerza debido a su arbitrariedad, ya que cada uno podía encontrar en el texto significados a su antojo, sin ningún fundamento objetivo, con lo cual se le podía hacer decir a la Escritura cualquier cosa.
2.1.2.2) Apologética
Otra solución que se intentó dar, simultáneamente con la anterior, fue de carácter apologético (de la palabra griega "apología" = defensa). Consistía en tratar de encontrar disculpas para justificar las actitudes escandalosas de los personajes del Antiguo Testamento.
Por ejemplo, ante el vergonzoso relato de Lot que entregó a sus hijas a los habitantes de Sodoma para salvar a sus huéspedes, san Ambrosio decía, como explicación, que el "santo" Lot prefirió entregar a sus hijas porque, si bien esto era una escandalosa impureza, era preferible que ellos se acostaran con sus hijas en relaciones sexuales normales, a que tuvieran relaciones homosexuales con sus huéspedes.
Para disculpar la poligamia practicada por muchos personajes del Antiguo Testamento, san Agustín decía que pudo haber sucedido que los antiguos varones usaran con tal templanza sus varias mujeres, que cumplieran con ellas únicamente el deber de la propagación de la prole. Y excusa a David, quien a pesar de tener muchas mujeres se quedó con la de Urías, diciendo que por el arrepentimiento de este rey se deduce con cuánta templanza tuvo él muchas mujeres, ya que se castigó a sí mismo por haberse propasado con una.
Incluso santo Tomás disculpaba la mentira de Abraham al faraón cuando le dice que Sara era su hermana, con el argumento que el patriarca "oculta" la verdad, pero no "miente".
Con respecto a las oraciones de odio y venganza contra los enemigos, se argumentaba que, en realidad, se quería enseñar con ellas a eliminar el pecado, pero no al pecador.
Este intento de solución apologética es, como se ve, demasiado ingenuo ya que, al igual que la solución anterior, parte de supuestos subjetivos y gratuitos. ¿Sobre qué base puede decirse que Dios permitió la poligamia sólo para que la humanidad se multiplicase, no para el placer sexual? ¿O que, cuando el salmista profiere maldiciones, quería la destrucción del pecado y no la de sus enemigos?
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